Volando hacia los vientos

Volando hacia los vientos

domingo, 14 de marzo de 2010

Tango de mi locura




Llora mi alma como el bandoneón de un tango.
Lloro, y me entabaco para llenar mi vida.
Aire denso… Remembranza que me abraza
desde aquellos pesados y lejanos días.
Este tango, me sabe a recuerdos ingratos,
a la soledad de la profunda bohemia
donde creí que era rey de todo
en una tierra realmente desabitada…
Nunca reine nada…
Sólo el alma vacía, colgada de mi espalda.
Y esa muchacha… quien desangro mis lágrimas
Nunca encontré la calma,
me postre sobre mi cama
componiendo versos para que me amara.
Y sigue sonando ese bandoneón en mi mente,
se consume el corazón como el cigarrillo,
recuerdos, bastardos recuerdos sin olvidos…
Olvidos, intentos de olvidos vanamente.
¡Como me sangran los intentos fracasados!
¡Como sangras mujer en este remanso!
vacío de penumbras… de penurias.
Y lloro, te lloro mujer, mis lágrimas son tuyas
el dolor es mío... el destino mi enemigo.
Amigo soy de la locura,
victima soy de la cordura.
Jugué con tu fuego, se apago la llama
y el tango sigue… sigue en mi memoria.
¡No quiero vivir mas una vieja historia!
¡No quiero sombras!
No quiero verte vestida de cortejo
ni desnuda detrás del espejo.
Quiero quemar mi sombrero
al saludo del primer día.
Amarga quedó mi boca
lastimadas las manos de tocar el aire
creyendo que acaricio tu cintura
nuevamente, como los viejos tiempos
como los tiempos viejos,
viejos recuerdos coagulados en desesperanza.
¡Tango denso que no termina!
Mi oído no tolera los reproches del bandoneón
mi mirada no quiere verla mas en ese salón
ni mis labios quieren besar el aire entabacado
ni acariciar mi mano en este papel suave…
Suave como tu delicada y blanca mano
Letras que saben a tango.
Niego con la cabeza cada paso del dos por cuatro
bailo solo, con tu sombra,
Imagino al salón de mi habitación,
el publico nos aplaude amor.
¿Escuchas el bullicio, los halagos?
¡Ay locura sin remediar!
Sólo es testigo en este baile de soledad
una cama con su aroma a rosas
un espejo donde me reflejo en cristalizadas gotas
una mesa de luz, con papeles marchitos
y un cenicero con cigarrillos muertos.
Y sigue el aire denso… Tabaco maldito.
Y sigue ese bandoneón, riendo en mi oído
y sigo yo, y tu ya no estas
para terminar con la vestigio que nunca empezamos
y sigo yo y tu ya no estas.
¡Ay amor!… el tango y yo te necesitamos.