
Y aun escuchamos el mecer del viento
la lluvia es cómplice de nuestro encuentro
Soportamos la tormenta siendo ella testigo,
que importa la lluvia, hoy estas conmigo.
Y el sonido del agua inunda nuestro sabor
nos abrazamos al vendaval en su rigor.
Cubrimos nuestros miedos en besos furtivos
encuentro dulce, en una noche de estío.
Y dejamos de lado todas las preocupaciones
vivimos este momento en atrevidas pasiones
Bendita tormenta en una noche de verano
que nos bendice con la caricia de su mano.
Y tomo de tu cintura y tomas de mi cuello
la noche acompaña con luces de destellos
solo para nosotros, la lluvia cae y nos canta
y su voz nuestras desdichas nos arrancan.
Y nos dejamos llevar por el sonido del viento
dejando todo atrás, siguiendo en el intento.
Y rompemos la barrera llamada prohibido
conquistándonos mutuamente todos los sentidos.